Llegada a Amsterdam o En busca de la bici perdida

24hs después de salir de mi casa, llegué. Así, como si nada, como si fuera cosa de cualquier día tomarse dos aviones, dormir y bajarse en Centraal Station en Amsterdam (la doble 'A' viene incluída en el original). Apenas salí pensé algo como "ah, así de fácil era? Por qué no volví antes?" y casi que me entraron ganas de reirme.

Superada esta romántica y europa anécdota, paso a contarles los hechos, como realmente se sucedieron: el vuelo fue largo, pero no terrible. El avión Londres-Amsterdam tuvo una media hora de demora, y le valió al piloto unos no-sé-cuántos perdones (tres seguro, para el resto me dormí) y la comida fue pésima (excepto por el sandwich de jamón y tomate) del último y retrasado avión. Por último, también agradecí a mi nuevo mejor amigo: el Alpax. Resulta ser la mejor compañía para viajar que una chica puede pedir.

De todas formas, aterrizada a la ciudad del sexo y las drogas, su fiel escritora, no hizo otra cosa que dirigirse, sin dudas alguna, hacia su futura bicicleta (o a buscarla, al menos). De hecho, no sólo se dirigió, sino que encima, tuvo el tupée de no ir sola, recorriendo la mitad de la ciudad casi que en vano. Y digo casi porque, aunque dediqué unas 36hs a buscar mi bicicleta (entre ayer y hoy) con incluso más emoción que Chiz (pero qué entenderá ella de las cosas que importan!) terminé por elegir comprarla en Decathlon.... que queda a un subte de distancia y a donde volveré mañana a la mañana sin falta.

Resulta ser (y yo debería habermelo imaginado) que en Holanda usan unas bicicletas "tipo-inglesas" (pero si les llegás a decir que son "tipo-inglesas" se ofenden como si les dijeras que su madre es una puta que encima trabaja en el tercermundo) que se llama omafiets. Y la omafiets son un primor, los invito a googlearlas, pero pesan un quintal y con eso no llegamos a ningún lado... pero pareciera ser que los disque bicicleteros acá, solo tienen ojos para esas bicis y, cuando les pedís una bici de carretera, te dice "yes, of course" y te muestran una de esas bicis (que sería como que te vendan un New Beatle cuando vos querés un Peugeot 206).

En fin, así que agradecimos a que un señor muy iluminado haya creado una cadena infinita de artículos deportivos que, encima, sea internacional y allí iremos a comprar nuestras típicas touring bikes. Lamentablemente, tengo que darles una primicia: no va a tener esos manubrios divinos como cuernitos que yo tanto soñe. Por qué? Porque esas bicis no soportan mucho peso... así que buen... un sueño más para sumar a mi lista (será el que le siga a mi futura y cercana, gracias Chiz que me corrige, fama).

Mañana mismo, nos toca despertarnos a las 8am (ja!), ir hasta Decathlon (a un subte de distancia), comprar las bicicletas, pedir que les agreguen lo que queremos agregarles, llevar las bicis al centro, ir a Reijstag (o lo que sea) museum, ir al Museo Van Gogh, ir al otro museo que no sé de que era y por fin, sí, por fín, venir a la comodidad de un hermoso departamento a dos cuatras de Dam Square (a que se mueren de ganar por saber qué quiere decir eso! jajaja).

Ah... y claro, pensarán: qué tiene que ver la foto con todo esto? Bueno la foto es, efectivametne, del Rijksmuseum (lo acabo de googlear), pero no llegamos a entrar... así que es lo más que puedo ofrecerles por el momento... o prefieren fotos de las bicis holandesas para la próxima?

PD: casi me olvido decirles que nuestro departamento queda a dos cuadras del centro, frente a un dique, es un edificio viejo y clásico y encima, encima, queda arriba de un Coffeeshop: cuánto más canchero se puede ser? (eso sí, el precio de la cancherosidad es tener que subir seis pisos, y medio, por escalera. Lo canchero sale caro, aprendan!).

PD2: pueden seguir hablando loas de mi estilo, mi ego no puede estás más feliz y mi analista se los agradecerá en Agosto.

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Este post es esponsoreado por Jeroen, nuestro anfitrión, sus magníficos amigos y su conexión wifi.