Minuto a Minuto

Me escapo para escribirles de nuevo, también con el tiempo que me corre los talones, por la batería de la siempre tan adorada tecnología.

Primero quiero aclararme que, de lo único que me estoy escapando es de la garúa y de la humedad que hay afuera de la carpa donde estoy (porque estoy con wi fi, adentro de mi carpa, en este moderno camping belga que es genial, excepto por los enchufes, que ya compenté). Acá son las 11.45 pasadas ya, y Chiz, que se siente mal (por temas femeninos y todos entenderás fácilmente) sigue durmiendo mientras yo, que no quiero ni mojarme ni enfriarme (más de lo que ya estoy) me encierro atrás de mi puerta y paredes anaranjadamente traslúcidas que amenazan con mojar el lado interno de la carpa por este fenómeno de condensación que tan típicamente le rompe las bolas a la gente que hace camping y no sé por qué a nadie se le ocurrió como solucionarlo todavía (estoy segura de que es porque, a la gente que hace camping, le gusta hacerse la fuerte y la ruda, entonces quedaría medio marica tener una carpa a la que le puedas tocar el techo o las paredes cuando te despertás).

En fin, así que dentro de este largo post, voy a ponerles todo lo que yo aprendí de los Holandeses en estos días que estuve por aquí, por si alguno de ustedes planea visitar el lado Oeste de Holanda (que parece ser, el lado más económicamente activo del país):

1. Tienen un water issue. A saber:  si hablás con un holandés durante más de unas 2 horas no pueden no comentarte (aunque sea al pasar) que su país está bajo el nivel del mar. Y, encima, que no compres agua embotellada porque el agua de las canillas, acá, es potable (creo que creen que es una característica casi única de su país y que, en países tercermundistas como el nuestro, eso debe ser una especie de lujo o un sueño aún no cumplido).

2. Son demasiado organizados, casi adictos a hacer planes, u obsesivos. Lo más ridículo de todo es que le echan la culpa de su organización a estar bajo el nivel del mar. El colmo.

3. Excepto algún que otro campesino, suelen ser altamente poliglotas (y solo nos habremos cruzado con 5 que no hablaran inglés). Y ahora puedo agregar que, si andás 5 km después de la frontera de Bélgica, esta situación parece revertirse inexplicablemente.

4. Adoran ver tele, no sé por qué, porque tienen más o menos los mismos programas que nosotros al fin y al cabo.

5. Tiene una vida social extrañísima que, incluso comparado conmigo (que no soy la reina del carisma) es un poco no tan gigante (que es un eufemismo para decir que es acotadísima).

6. Y lo que es más increíble es que aunque no salgan mucho ni sean (ni cerca) las personas más super sociales, muchos de ellos son absolutamente cancheros (sobretodo en Amsterdam). Tan cancheros que hasta yo ando teniendo más actitud de costumbre.

7. En cuanto a los Amsterdameses (o como se les diga) me gustaría aclarar un mito: que andan rapidísimo en bicicletas. Esto es verdad a medias: andan rápido pero porque usan rodados tan gigante que mi bici rod.26 de Bs. As. parece una bici de nenes acá.

8. En contrapartida sí tengo que reconocer que son excelentes ciclistas (todos y cada uno de ellos) aunque pésimos mecánicos de bicis (no tienen idea de absolutamente nada).

9. Hay algunos que gastan dinerales en bicicletas de carrera, la vasta mayoría son hombres (y yo empecé a elaborar la teoría de que, a pesar de que los trajes de ciclismo de pista no son del todo viriles, en este país la práctica del ciclismo de pista o carretera o velocidad era una costumbre casi masculina).

10. Y hablando de masculinidad, también querría decir que en Holanda la evolución humana fue al revés: acá los varones son altísimos pero muy menuditos (y casi flaquitos y delicados) mientras que las mujeres pueden ser tan, pero tan grandes, que me hacen sentir a mí (con mi metro o setenta) una chica de estatura promedio sino tirando a chiquita (y encima super flaquita).

Así que quedan avisados, si vienen a Holanda, con qué tipo de gente se encontrarán. Chiz, por ejemplo, se siente como en su casa!

/Amberes