Mi gran casamiento belga



Todo empezó el día anterior, o sea, el viernes. Ya sabíamos que íbamos a tener que vestirnos bien para el casamiento de una prima de Chiz (prima que jamás había visto pero que igual nos invitó) pero, como suele pasar, cosas inesperadas acontecieron.

Los vestidos fueron auspiciados por la madre de la novia (Fabianne), una señora muy apurada que se presentó el día del casamiento con un original vestido color azul eléctrico y un sombrero aún más originalísimo (que sólo podía competir con el sombrero de la madre del novio). Mi vestido es, de hecho, el rojo de fondo que tiene la foto y, por suerte, bastante bien me quedaba. Chiz usó un vestido violeta (color uva, si quieren ser más exactos), unos zapatos negros y un chal blanco.

Hasta ahí todo venía bien, excepto por el detalle de que toda la familia de Chiz calzaba alrededor de un módico talle 37 excepto por la siempre disponible Abuela de la Novia que fue quien me aportó un magnífico par de zapatos (un talle más grande de lo que hubiera convenido) y una cartera. Ambos rojos. Como no tenía otra manera de salvar la situación, al llegar a la recepción (post-civil) tuve que hacer unas 10 veces el chiste de que era la Dama de Rojo o, en su defecto, hasta jugué a ser Scarlette O'Jara (lo cual está muy bien porque siempre me pareció un nombre de lo más elegante, aunque la película sea intragable).

En fin, el casamiento por Iglesia se celebró a las 12:30 pero, por un malentendido (probablemente responsabilidad mía) nos despertamos a las 9 (creyendo que 9:30 nos pasarían a buscar). Lógicamente, nadie pasó hasta las 11:30hs (hora totalmente lógica para pasarnos a buscar) y de ahí nos fuimos a la ya mencionada recepción (donde hice el ya mencionado chiste) y, consecutivamente, a la Iglesia.

Toda la misa y ceremonia se celebró el flamenco, así que mucho de eso no les puedo contar (pero es bastante parecido a lo que pasa en casa) aunque, gracias a un magnífico librito ayuda-a-memoria (donde está guionada toda la misa como tiene que ser, qué tiene que decir quién y qué van a cantar cuándo), puedo contarles sin miedo a olvidarme de ningún detalle, los pormenores del casamiento. Por ejemplo, la novia (Vanessa) entró con una canción de Yann TIersen (cosa lindísima de no ser porque, vaya una a saber por qué, eligió una de las más tristes). También pasó que, cada vez que el pueblo (o sea, los invitados) tenían que responder algo yo solo murmuraba cosas como "uhmhmmhm" (porque, claramente, no tenía ni idea de cómo pronunciar lo que decía mi librito). Encima, esto sí que es increíble, en ningún momento había que decir Amén (cosa que yo sí sé como decir, y muy bien). Chiz quería retarme, pero calculo que mi ocurrencia le habrá parecido bastante graciosa porque cada vez que trataba de corregirme, se atoraba de la risa (cabe decir que estábamos bastante al fondo y, de todas formas, la Iglesia estaba medio vacía así que nadie se enteró).

A la hora de darse La Paz, unos tíos (o algo parecido) se dieron vuelta desde su banco para charlar con nosotras, así que cabe suponer que consideran que la paz tiene que ver con la vida social, porque nos empezaron a preguntar por nuestro país, por la familia de Chiz y por dónde habíamos estado en Europa (temas que yo encontré poco pertinentes a la situación pero estaba feliz de poder explayarme en ellos ya que, por lo menos, podía entender lo que me decían).

Acto seguido volvimos a la casa, comimos más sandwichitos y gomitas (de los sandwichitos hicimos comentarios a la salida, por supuesto) y volvimos a la casa de Bernard (quien amablemente los trajo y se puso muy contento cuando le dije que yo no tomaba alcohol así que podíamos volver con su auto de la fiesta esta noche, lo que Bernard no sabe es que, mi abstemia la compenso con una enorme facilidad para el cansancio así que para las 4am voy a estar tan dormida que habría sido mejor que me pusiera en pedo... pero igual me alegro porque Vicky, otra prima que vino de Alemania y yo tildo de santurrona, ya se empezó a preocupar a la mañana cuando lo vio a Bernard con una copa de champagne en la mano y yo le comenté que él era quien manejaba).

Después de la casa volvimos a nuestra casa (que en realidad es la casa de Bernard) y, a decir verdad, descansamos e hicimos bien poco. A las 6 y minutos llegó el susodicho amigo de Bernard a buscarnos para ir a la fiesta, en un magnífico Mercedes Benz y con unos lindos anteojos Ray Ban que nos hicieron que eramos las duquesas de vaya a saber uno dónde. Y así llegamos a la tercera recepción del día y nos pusimos a hablar con algunos chicos que ostentaban tener solo un par de años más que nosotras. Claro que, mientras yo ejercitaba mis (un tanto oxidadas) habilidades sociales y el sol, que por no tener mi casquito rosa, me daba con toda su intensidad (en el único día completamente soleado que tenemos hace diez días) repentinamente empecé a sentir como me bajaba la presión y caí, sin más remedio, sobre mí misma. Un papelón. Imagínense a esta figura, toda vestida de rojo (porque de rojo seguía) de mi estature y cayendo cual muro de Berlín, no sabía donde meterme pero, a Dios gracias que no me desmayé ni nada, solo me caí y levanté (como Almafuerte) y la mayoría de la gente solo habrá pensado que me tropecé o algo.

Pasado el breve accidente de la noche (en el que probablemente Chiz haga mayor hincapié), fuimos a las mesas donde nos sirvieron, primero pescado y después cordero (que encima estaba cocinado Bleu, como le dicen los franceses, entonces nadie quería comerlo, aunque a mí que me gusta más bien crudo todo eso, lo preferí) y una torta de helado de postre. Bien poquito para lo que estamos acostumbrados en Buenos Aires (ni siquiera hubo mesa dulce, solo unos petits fours con el café de después) y a eso de las 1am unas papas fritas con mayonesa (pero ni siquiera eran tantas). Ipso facto no puedo decir que comí como lechón ni mucho menos, aunque de la calidad de la comida no me puedo quejar ni aunque quisiera. Nada para acotar en este punto.

La fiesta empezó alrededor de las 11 o 12 con el peor DJ que sus oídos hayan conocido y canciones tan viejas que ni siquiera en Aspen las pasan pero, como la mayoría de la audiencia del casorio era familiar (y por familiar me refiero a familia de más de 50 años) todos parecían pasarla magnífico (y para los más jóvenes había cerveza hasta el cansancio, para que se olviden que no conocían ni una canción). Y así duramos, con Chiz, hasta las 2am, hora en que nos dimos por vencida y, 2:30 nos vinieron a preguntar, unos que se iban, si queríamos irnos con ellas (sí, queríamos). Nuestra nueva amiga, Vicky (que acá le dicen Ficky y me da mucha gracia) vino unos 20 mins más tarde, muy a su pesar, porque ella también quería irse antes) y ahora duerme esperando a su tren que la lleva de vuelta para Alemania.

Ahora me toca pedalear hasta Sint-Niklaas y, como es de adivinar, de aquel Sol radiante no queda ni el recuerdo en el cielo, pero yo voy a ir cerrando esto, dado que escribí media Tesis sobre un solo casamiento y deben estar agotados, queridos fans míos.

/Amberes

8 comentarios:

Mama Alicia dijo...

Hiciste una tesis pero el cuento esta re bueno y los detalles ni hablar. quiero ver fotos con la ropa prestada!!!

MSD dijo...

Es Scarlett O'Hara, animal!!!

Pol dijo...

La munequita parece que tiene un chaleco de fuerza!, jaja
Quiero playlist de carnaval carioca belga y fotos de vos con vestido rojo y chiz con chal blanco!

Anónimo dijo...

Muero por verlas así vestiditas!

pau

lu dijo...

jjajajaj me muero ! que divertido ! yo también quiero fotos de los disfraces =)

Anónimo dijo...

quiero ver fotos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Viole, tu prima

Yo dijo...

la gente pide fotos!

moi dijo...

TU FAN, absoluta!!!
tus aventuras son mi sitcom de los sábados a la mañana!!!

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