EleGante



Qué podría contarles yo de Gante, queridos míos, que no se pueda decir de otra ciudad europea? La verdad es que muy pocas cosas se me ocurren para describir esta ciudad y todas son figurita repetida.
Tiene el típico centro histórico con su típica calle central de negocios y los típicos museos y, guai, que no le faltan castillos, ni iglesias, ni turistas danzantes con mapas e idiomas de todos los colores. Gante es una más de las mil ciudades de Europa, con la única diferencia de que, en vez de ser francesa, o alemana, o austríaca, esta es belga. Qué locura no?

Pero ahh, las noches de Gante! Esas sí que son otro cantar, llenas de aventura, una y cada una de ellas! Así que eso vengo a contarles, las elegantes noches de Gante!


Noche 1: el frío

Llegamos a Gante y Chizita tuvo la (para nada brillante) idea de que nos quedemos los 5 días que queríamos quedarnos en esta linda ciudad en un camping. Yo acepté (en un rapto de falta de lucidez, obviamente). Claro que el día en que llegamos era caluroso, soleado y veraniego, y eso no ayudó a que me diera cuenta del enrome engaño en el que Chiz me estaba engatuzando...

En fin, esa misma noche, al ponerse el sol (a eso de las 22hs) la temperatura bajó unos 8 grados... temí lo peor. Me abrigué y me fui a dormir, metidita en mi bolsita de dormir, tapadida con mi campera y mis calcitas térmicas (todo era pequeño para el frío que se avecinaba).

Lamentablemente, mi temor se confirmó: mis pies se helaron y yo también me helé. Me desperté una o dos veces, y cada vez que recobraba la conciencia, recordaba el frío. No podía parar de repetirme (mentalmente) las magnificencias que la cultura moderna había inventado para calentarse los pies (bolsas de agua caliente, toallas húmedas, duchas que pelan, almohadillas eléctricas) y que no estaban, ni por casualidad, al alcance de mi mano.

Al día siguiente elevé mis quejas a Chiz quien, con amor y dedicación, me aconsejó que durmiera sin medias la noche siguiente, porque así se conservaba mejor el calor dentro de la bolsa de dormir.


Noche 2: el consejo de Chiz

La segunda noche, como dijo Chiz, me saqué las medias y descubrí que la noche anterior no había pasado frío, sino que había sentido una suave brisa primaveral en comparación a esto. Si en esa noche me había podido dormir y olvidarme del frío, esta noche no hacía más que soñar con los pies helados que tenía (cuando llegaba a tener sueños). Creí que nunca más iba a sentir los pies calentitos, que ese era mi destino de por vida.

Por suerte (y esto me olvidaba de contarles), así como la temperatura baja entre 8 y 10 grados cuando se pone el sol, y a la madrugada deben estar haciendo unos 7 grados afuera, a eso de las 8:15am el sol empieza a pegar en la carpa y, para las 8:30 esos 7 graditos se convierten en unos 18 grados. Así que imagínense, para las 10 de la mañana, tanto Chiz como yo parecemos pollos cocinados al vapor quienes, para no terminar de cocerse, huyen del horno en busca de vientos más frescos (que se encuentran a una tela de distancia).

Noche 3: dormir, al fin!

Esta noche no le hice más caso a Chiz y dormí como a mí me parecía: dos pares de media, mis calzas térmicas, mi jean (sí, mi jean puesto) y mi campera (también puesta). Todo esto envuelto en una bolsa de dormir que, a su vez, estaba recubierta por una campera más.

Eso sí que fue dormir.


Noche 4: Vooruit

Por fin decidimos salir una nochecita en Gante y fuimos al Vooruit (un café tan genial que merecería un post aparte). Acá Chiz se tomó una cerveza y yo un jugo de manzana (que joda loca, eh!) y a l0 minutos de estar sentadas, una señora se nos acercó para darnos unas entradas para un concierto dentro de media hora.

Chochas, aceptamos.

El concierto era de una muy bonita banda. Lástima que la cantante era una gordita amatambrada (y ninguno de los de la banda sorprendía por su belleza), porque eran muy buenos músicos y merecerían ser famosos... pero ya se sabe cómo es esto de la fama, si no sos di-vi-no, famoso no vas a ser. Cabe decir que la susodicha amatambrada es la que ilustra la foto del post, pero supongo que ya lo habrán adivinado.


Noche 5: la última

Esta se las dejo incompleta, porque todavía no la viví. Por lo pronto el clima mejoró y yo me voy a ir a ver mi Jazz sur l'herbe, con un sandwichito que pienso comprarme en frente de donde estoy en este preciso momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaja q graciosoo
Cuando leí la idea de Chiz de sacarte las medias, pensé q era genial y q debía tener base científica! La moraleja es: Chiz no siempre tiene razón!


Vecina

lu dijo...

jajaja me paso lo mismo pensé woww que increíble lo de las medias nunca se me habría ocurrido pero no funcionó... Quiero la última noche y la próxima estación ! Yo también estoy sufriendo el frío =(

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