Cuando una decide, en un principio, viajar en bici por Europa, todo parece magnífico y la idea parece tan brillante que no entiende como a nadie se le pudo haber ocurrido antes (o, mejor dicho, como no todo el mundo hace un viaje parecido a este por distintas partes del mundo) y, lo que es peor, cuando una termina un viaje como este (y vuelve por fin a casa) le cuenta a todos sus amigos y familia lo increíble que la pasó, las maravillosas que fueron las personas que conoció y los mil millones de detalles que pudo apreciar de los lugares que visitó. Por supuesto, todas estas cosas son verdad y testifico que yo, cada vez que hice un viaje de índole "aventurera"también volví llena de esas cosas para contar. Sinceramente para contarlas pero, lo que no le dicen a una es que, en esos viajes pasan cosas de las más impensadas (y bastante poco gratas) que, pasado cierto tiempo, una va olvidándose. Por suerte, amigos míos, ahora existen los blogs (como este) para que los viajeros (como yo) les cuenten a ustedes los verdaderos pormenores de las aventuras que vamos teniendo y nos recuerden (el día de mañana) por qué no debemos hacer otro viaje como este...
Un comentario antes de empezar: no quiero esos comentarisos de aliento que, sin duda, querrán poner al final de post, porque nunca falta el aliento, pero quiero verlos, queridos míos, pedaleando con esta vida!
Empecemos por hablar del veranito europeo... buen, veranito será para ellos, que tienen un concepto del todo original en lo que a "verano" compete. Es decir, el verano acá es una estación donde la luz del sol dura unas 18hs pero de calorcito, hasta julio, ni hablemos... puros días de 14, 15 y 16 graditos, lo cual no sería tan terrible de no ser por que esos 15 C, a la noche, pasan a ser unos 5 C y una tiene que dormir con calzas, campera y dos pares de medias (cuando dormimos en carpa).
Súmenle al hecho, ya incómodo de acampar, el frío y, sobretodo, la lluvia. Porque violá, la lluvia pareciera saber cuándo nos toca ir de camping y no puede, simplemente no puede, resistir a venir y acompañarnos. No me quejo igual, eh! Porque hechas sopas solo llegamos una vez, el resto de los días solo llovió lo suficiente como para que empiecen a aparecer honguitos en el cubretecho de la carpa.
Pero no se inquieten, que los pormenores no terminan. Súmenle a eso lo poco que hay para hacer en un día de camping frío y con lluvia. Se les ocurren muchas actividades? Bueno, a mí tampoco... así que el libro que me traje ya pasó a la historia y las últimas dos veces que acampamos no tuve absolutamente nada para hacer. Dense una idea de cuán nada para hacer estoy hablando que decidí depilarme con una pincita de depilar, sí, sí, la pierna! Por suerte, desde el próximo camping en adelante, un nuevo libro (comprado por la modiquísima suma de 1 euro 90) me acompaña (Bel Ami, de Maupassant, para los interesados).
En fin, ahora ustedes creerán que esto tiene que terminar acá, pero no! También tenemos que luchar, desde hace unos días, con las enormes subidas y bajadas que hay en Francia... en bici, por supuesto. Y quiero verlos, señoras y señores, acarreando esas bicicletas con sus alforjas y menesteres encima, por esas montañas (igualitas a las que se ven en las rutas cuando uno va en auto y la panza te hace cosquillas). Y también querría verlos luchando contra infinidad de bichos y bichitos (a los cuales son casi patológicamente fóbica) y encima, encima (hablando de patologías), luchando con Chiz, que para todo tiene una manera correcta de hacerlo!
Imagínense, pobre yo, tantos obstáculos en mi camino y, encima, sin depiladora!!! Las veces que pensé en tomarme un tren y la última vez fue muy serio el pensamiento. Lástima nadie se queda boquiabierto si una le dice que se fue de Amiens a Amsterdam en bicicleta y es tanto más canchero (y glamoroso) decir que fuiste de Amsterdam a Paris... así que seguiré pedaleando, sin depiladora, eso sí.
Además ya logré llegar a Amiens, como dije, y fue un bálsamo para mí (después de tanta naturaleza hostil) con sus cafecitos y museos y gente (lástima que como es domingo está todo cerrado y la gente acá, además de antipática, está un poquito loca, y por un poquito hablo de una locura antisocial generalizada). Pero no importa, ya tengo mi llamita de esperanza al final de camino: en 5 días, apenas unos cientos de horas, llego a Paris y se acaba esta lucha inútil contra viento y subidas... de una vez por todas diré Paris! Y ahí sí que nadie me va a sacar lo bailado ni lo canchero ni lo glamoroso de poder decir que llegué de Amsterdam a Paris, en bicicleta, yo solita! (buen con Chiz).
/ Amiens
5 comentarios:
toda aventura tiene sus momentos de bahon
lo bueno es seguir pedalenando, porque, claramente, nadie te quita lo glamoureado en Paris!!! =P
besos de a montones y esperamos que regresen con mas detalles
viole, tu prima
hola nena, chau nena.besos
Primero: como hiciste para encontrar ese angelito que tanto representa tu estado de animo con respecto a la bicicleteada? Magnifico!
Segundo: calavera no chilla!
Tercero: como siempre, muy pero muy agradable tu raconto!!! Me encanta leerlos
gracias, ma! que perceptivaaa, era la idea!!
muy bueno todo el relato, Isa!!! Qué bueno es "descargarse" :)
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