Bueno, ya lavé mi anteúltima bombacha antes de salir para Buenos Aires y eso me recuerda que el viaje se está por terminar (no es que me lo haya olvidado en ningún momento, pero me pareció poético, vieron?).
En fin, como verán, se está terminando mi largo viaje (y hasta Ratzinger me despide) y me queda por decir que en tres meses de viaje una aprende muchas cosas y conmigo, no fue la excepción en absoluto. Por ejemplo, yo aprendí de la importancia y el placer de comer Nutella a cucharadas (sobretodo cuando el Nutella cuesta 1,5 euros), y de cómo elegir un supermercado dentro de un país extraño.
Aprendí, casi profesionalmente, a comer una pizza turca (aunque se me siguen cayendo algunas gotitas) y a juzgar la calidad de las mismas al segundo o tercer mordizco. De hecho, aprendí a comer casi cualquier cosa turca, sin importar el país donde esté.
Aprendí que, en todo Europa, siempre la comida más barata la tienen los medio-orientales (turcos, árabes, etc.) y que es mucho más rica que la china.
Aprendí a hacer que todo, todo lo que vaya a usar en 3 meses me entre en unos bolsitos chiquitos, y a armarlos y desarmarlos en unos 15 minutos. Todo yo solita. Y también aprendí a no hacer tanto quilombo, porque al fin y al cabo, una estaba conviviendo con personas desconocidas y no quería molestarlas. Y aprendí a hablar con esas personas desconocidas, en inglés o en francés o en lo que supieran hablar, y a no quedar mal y a evitar los comentarios desubicados (aunque no siempre).
Aprendí a querer a mi humilde (pero tan tan leal!) bici de Buenos Aires, contra la que desporiqué mucho, pero sí que se la banca! Sin ser pretenciosa ni nada, ahora prometo cuidarla y tratarla con más amor y ponerla a punto apenas llegue a casa para que me acompañe en muchas idas y venidas más.
Aprendí a depilarme solo con la ayuda de una pincita y a no limarme (casi) las uñas y a secar la ropa con amor y con paciencia en una soga de camping, porque otra no nos quedaba. Y a llevame agua en la mochila, para no tener sed, y a acostumbrare a tener kilos de caramelos (para no extrañarlos hasta volver a ir a un supermercado) y a darme cuenta de que, con algo de paciencia y perseverancia, siempre llegábamos a algún lugar.
Uff, y aprendí a regatear y a tener paciencia para hacer un buen estudio de mercado y conseguir mejores precios, y a confiar en mi maravillosa y nueva marca de cabecera, EuroShopper (y cómo te extraño!) y hasta, quizás, aprendí un poco a confiar en mi criterio de compras.
En fin, eso y mucho más, pero tampoco lo vamos a hacer eterno. Ahora, en menos de 24hs tendría que estar tomando un avión que me lleva a Londres y de ahí a Buenos Aires, sin más escalas. Solo me quedan unas cositas que decir:
A todos los que siguieron este blog, les agradezco muchísimo y espero que se hayan divertido. A mis lectores anónimos (porque sé que todo blog los tiene, incluso el mío), dejen algún comentario, así por lo menos me entero que estaban y los semi-conozco. Ningun jefe editorial encontró mi blog así que no me llevará a la fama, pero buen, es un pasito más cerca pensar que tengo fans! A mis amigos, bueno, ya los iré yendo a visitar prontito prontito a uno y cada uno de ustedes (¡espero que me hayan extrañado!). Y a mi familia, bueno, que estén puntuales en Ezeiza, que el avión llega como a las 7:30 y yo sé que es una fiaca, pero buen, no saben lo que me cuesta mover ese bolso con cosas! Y a Chiz, gracias por la paciencia!!